domingo, 19 de abril de 2015

Ella dice, nosotras decimos. Susan Sontag.


“(…) contamos algo de la historia de la adulta que “se sintió obligada a vivir en el cuerpo de una niña” y de la “niña que tuvo el privilegio de vivir en un cuerpo de adulta”.
“Creo que…
(A) Que no hay dios personal o vida después de la muerte

(B) Que la cosa más deseable en el mundo es la libertad de ser fiel a uno mismo, es decir, Honestidad
(C) Que la única diferencia entre los seres humanos es la inteligencia
(D) Que el único criterio de una acción es su efecto último en hacer a la persona feliz o infeliz
(E) Que está mal privar a un hombre de la vida [comentarios 'f' y 'g' están desaparecidos.]
(H) Creo, además, que un Estado ideal (además de ‘g’) debe ser de carácter fuerte y centralizado con control gubernamental de servicios públicos, bancos, minas, transporte + y subvenciones de las artes, un salario mínimo satisfactorio, ayuda a los discapacitados y anciano[s]. La asistencia del Estado a las mujeres embarazadas sin distinciones como las de hijos legítimos + ilegítimos”.
"Con estas palabras extraídas de su diario personal, Susan Sontag apuntaba ya -a la edad de 14 años- su pasión por la listas. Unas listas que escribía eticulosamente sobre todo lo que tenía que leer, escuchar, intentar o evitar ser… y en las que ya podía observarse su innegable apego a la transformación personal, a su propia auto-revisión y a un carácter estricto en cuanto a cómo quería desarrollarse y quién pretendía ser.” 


"La enfermedad y sus metáforas fue el título que recibió uno de los ensayos en los que la pensadora abordó el daño que se infligía sobre las personas pacientes a través de actitudes sociales que giraban en torno a los mitos de algunas enfermedades y que resultaban más contraproducentes, decía, que la propia enfermedad. Diez años después puso el dedo aún más en la llaga y escribió El Sida y sus metáforas.
Estos ensayos no fueron más que su propia experiencia personal ya que, debido a su lucha contra el cáncer, hablaba desde la autoridad que le dieron sus propias vivencias. La pensadora sufrió tres cánceres a lo largo de su trayectoria vital (murió a causa del último el 28 de diciembre de 2004 a los 71 años de edad). No obstante, Sontag siempre pregonó el mensaje que asociaba el cáncer con la vida (…)"
“(…) Estuvo más viva que nunca y con una actividad intelectual increíble durante casi 30 años más después de ese diagnóstico. Su entonces compañera, Annie Leibovitz, estuvo más cerca que nadie en la última batalla que libró y la fotografió en su proceso para, según ella, prepararse para el dolor (…)”

“Su empatía y sus ganas de estar rodeada de gente y de beber de ésta se vio reforzada por su “paso por la enfermedad”. También se agudizó su conciencia social. Así, criticó que el dolor solo pudiera ser representado bajo determinados cánones. En Ante el dolor de los demás expuso que “los sufrimientos que más a menudo se consideran dignos de representación son los que se entienden como resultado de la ira, humana y divina” y que “el sufrimiento por causas naturales, como la enfermedad o el parto, no está casi en absoluto [...]”.
“Sontag nunca evitó la polémica que suscitaban sus pensamientos, ya que creía en éstos como herramientas y armas para el cambio.”
“La ensayista también criticó los mandatos de belleza normativos asegurando que las mujeres eran juzgadas por su aspecto y que se castigaba más a la mujer que al hombre por los cambios que conlleva el envejecimiento (…)"

Artículo completo de Mar Gallego en la revista on line “Pikara”:
Fotografías de Annie Leibovitz.

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