domingo, 12 de julio de 2015

Ella dice, nosotras decimos. Asun Blanco Cobelo.

Fotografía: © Asun Blanco Cobelo


LA VIDA ES ABSURDA Y EL AMOR UNA OBSESIÓN
Hoy unos seres humanos han grabado en video, con máxima pulcritud y eficiencia, cómo torturaban a otros seres humanos.

Las víctimas han perecido bajo el mismo absurdo de la existencia que sus ejecutores. Ninguno de los bandos ha disfrutado durante su vida de nada que se pueda parecer a una excusa de la felicidad. Ninguna de las infinitas que somos capaces de inventar-disfrutar los que por azar hemos caído en alguna otra cara del prisma del absurdo.

Galdós escribió una novela que dibujaba, con sutileza, el proceso de amor y desamor hacia una misma persona. Sin apoyarse en una trama atrayente, trufada de trampas cruciales, pintó sólo un amor normal. Ese que te hace fijarte en una persona y, a partir de ahí, adornarla con los sueños que la vida te ha ido almacenando. Con tus propios sueños. Pero no somos buenos guionistas. Así que, a veces, el pulso de la narración decae, el embeleso se transforma en cotidianeidad, la rutina en extrañeza, ¿alguna vez pudimos amarnos?, y ya no sabemos continuar la historia.

En la playa de los felices, de los que no tienen necesidad de pensar sobre el sentido de la existencia, una pareja discute por algo banal y, al poco de llegar, acaban por marcharse. Al mismo tiempo, en la oscuridad del dolor, un hombre corta la cabeza de otro para que el mundo entero comprenda su incomprensible mensaje.


No sabemos nada. Nos lo inventamos todo y poco a poco vamos creando con nuestras mentiras surcos en la memoria que cada vez más profundos, más marcados, nos van guiando por su único camino. Ya no podemos pensar fuera de ellos.
Surcos de amor y odio sobre la tierra de nuestro cerebro. Un órgano más, de una forma de vida más, dentro de un planeta más, de un universo… del que hasta desconocemos si tiene a su vez otro más que perseguir.

Y al final, la gran pregunta es: ¿Para qué? ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Por qué somos conscientes de ella? ¿Se nos otorgará algún día el placer de comprenderlo? O seguiremos naciendo y muriendo, cual hermosas margaritas. Anclados a nuestros particulares y recónditos surcos de emociones e ideas. Intentando dotarles de ese necesario argumento, cargado de verosimilitud, que nos permita creer que la vida es por y para algo.

© Asun Blanco Cobelo
Twitter: @abcobelo

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