domingo, 11 de octubre de 2015

Ella dice, nosotras decimos. Teresa de Escoriaza.

“Eduquémonos, pues, mujeres españolas. Hoy nos es fácil. Solas en nuestras casas, aunque éstas se hallen en los rincones más apartados de España, gracias al invento maravilloso que ahora me proporciona el grato placer de acercarme a vosotras para animaros a libertar vuestros espíritus de las tinieblas que les aprisionan, podremos operar el milagro de nuestra renovación.”
“La primera conferencia feminista”. Revista T.S.H. (Telegrafía Sin Hilos), Madrid, 25 de mayo de 1924.

 
Ante el micrófono de Radio Ibérica de Madrid

Periodista, corresponsal en el extranjero y en la Guerra de Marruecos, Teresa de Escoriaza y Zabalza (1891-1968) estudió en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, en la “Académie de Bordeaux (Francia), donde obtuvo un diploma de profesora de enseñanza elemental en 1910, y en las Universidades de Madrid y Liverpool”.

Vivió entre Estados Unidos y España desde los 25 años, pues decidió emigrar y trabajar en escuelas de Connecticut y, probablemente también de Pennsylvania, enseñando francés y español; pensaba en su futuro y en que los “asfixiantes límites en los que aún se encontraba la mujer española eran muy distintos a los de las americanas (…) Escoriaza prefirió integrarse en una sociedad en la que podía ser independiente”, en palabras de Marta Palenque, profesora de Literatura Española en la Universidad de Sevilla.

Utilizó los inicios de la radio para sus charlas feministas (Radio Ibérica de Madrid), y para impartir a través de este medio el primer curso de idiomas, “de francés para mujeres, el idioma de los salones en el siglo XIX” (noviembre de 1924), pues creía en la “Radiotelefonía” como “el arma con que la mujer, especialmente la española, conquistará su libertad.”

Impartió clases de español y francés durante treinta años (1929-1959) en la Montclair State University, de New Jersey.

En 2012, con la iniciativa y esfuerzos de cincuenta y siete de sus antiguos alumnos, que deseaban honrar su legacy, se inauguró la  Teresa de Escoriaza Seminar Room.
La página de la Universidad recoge los recuerdos entrañables y agradecimiento de algunos de ellos, y Marta Palenque, en un amplio artículo, el testimonio de uno de sus principales alumnos valedores, Protase E. Woodford (fallecido dos meses antes de la inauguración:

“Ella decía que de pedagogía y metodología no sabía nada. No obstante, nos inculcó un profundo interés y afecto por España y todo lo español. Además, nos abrió los ojos a un sentido moral muy distinto al que estábamos acostumbrados en los EE.UU. de los años 50.
Un ejemplo: en una misma semana, en la biblioteca de Montclair hubo dos incidentes. En uno, una pareja fue descubierta in fraganti. Las autoridades expulsaron a la muchacha de la universidad. Al muchacho le dieron un castigo mínimo.
El otro incidente fue la destrucción de un antiguo y valioso libro. Un estudiante lo rompió para sacarle una lámina. Ese estudiante también recibió un castigo mínimo.
La reacción de la señorita Escoriaza […] fue impresionante. Se puso como una fiera. Después de medio siglo no me acuerdo de las palabras precisas, pero el significado era que nosotros, los norteamericanos, teníamos un sentido moral perverso. Que lo que hizo la pareja era de mal gusto, pero que no merecía castigo, y que si se impusiera uno, por qué habría de ser distinto para el varón que para la joven. Y que lo que hizo el chico del libro fue realmente un crimen: fue destruir el patrimonio de todos. Con eso ella se marchó del aula sin dictar la clase aquel día. Nos quedamos atónitos. Pero nos hizo pensar.”

Una beca anual para realizar estudios en España lleva su nombre.
Teresa “era ciudadana americana desde 1938”. Tras jubilarse, vivió en California hasta su regreso a España. Falleció en San Sebastián, la misma ciudad en que nació.

Las niñas que en los años 70 crecimos pasando las tardes con nuestra madre que planchaba, escuchábamos con ella radionovelas como "Los parientes pobres" o los consejos de Doña Elena Francis.
No sé si se pensó en clases de francés, o de inglés, o de... para tan magnífica hora.
Y hemos tardado; hemos tardado en conocer -escamoteadas- a estas mujeres, de las que nunca se hablaba; sus ilusiones, sus hechos, su trabajo.
Y sus vidas.

Enlace al artículo “Ni Ofelias ni Amazonas, sino seres completos: Aproximación a Teresa de Escoriaza”, de Marta Palenque (en PDF):

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