domingo, 27 de noviembre de 2016

Rosa, rosae. Carole Feuerman: "Pintando con fuego".

Carole Feuerman: "Madonnna" (parte posterior), 2002.





Recomiendo vivamente este video de la artista:"Painting with Fire". 
Salvo los familiarizados con Bellas Artes, nunca adivinaríamos semejante trabajo con elementos como el fuego, el aire, el metal... 



http://www.carolefeuerman.com/



sábado, 19 de noviembre de 2016

Simón Weil, la fuerte vulnerabilidad. Francisca García Algarra.


“Esa vulnerabilidad de las cosas valiosas es hermosa porque la vulnerabilidad es una marca de existencia”. Simón Weil.

Albert Camus dijo de ella:
“Desde Marx (…) el pensamiento político y social no había producido en Occidente nada más penetrante ni profético”.
La figura de Simone Weil emerge de su filosofía tanto como desde su activismo social, sindical y político, pero, sobre todo, de su concepción plenamente coherente entre su vida y su pensamiento.
Se alistó en las Brigadas Internacionales durante la guerra civil española, fue voluntaria y combatiente anarquista en el frente de Aragón bajo las órdenes de Durruti.
Más idealista que pragmática, se sintió profundamente decepcionada al comprobar que también en su bando se cometían barbaridades.
Su carácter era firme y a la vez contradictorio, siempre en busca de la Verdad como pensadora y comprometida con la acción en su vertiente revolucionaria.
Le obsesionaba la desigualdad social, el sufrimiento de los demás antes que el suyo propio.

Trascendió íntimamente su condición de mujer desde su complejo universo filosófico, ontológico y político, preocupada por la libertad y la dominación de clase, así como sensible con el dolor y la belleza.
Su teodicea y misticismo la condujeron a vivencias “sobrenaturales”.


Pensaba de y desde la acción, su actitud no fue meramente contemplativa.
Su vida breve transcurrió en sociedades patriarcales, las mismas que existen hasta ahora mismo, y en esos ámbitos las mujeres filósofas eran ninguneadas y descalificadas.
Aún hoy parece que la brillante capacidad intelectual y el mundo del pensamiento es cosa de hombres; sin embargo, sensibilidad y pensamiento han de ir unidos para alcanzar lo sublime.
Weil dejó una obra abundante que Camus publicó en su mayor parte, quizá de otra manera no hubiese llegado hasta nosotros, pues en su tiempo no despertaba gran interés.


La filosofía weiliana va más allá del heroísmo y el sacrificio, mucho más allá de su fuerte apariencia de fragilidad.
Caminó profusos mapas espirituales y mentales, dejando la huella de la genialidad de un ser tocado por lo profundo fértil.

Murió a los 34 años, en plena consonancia con sus ideas hasta el final.
Enferma de tuberculosis, no quiso ser tratada con medicamentos que no estuvieran al alcance de los más desfavorecidos.

Murió o se dejó morir, tras una intensa y corta vida donde la ubicuidad de su idealismo la acompañó hasta su último instante vulnerable.


Enlace al artículo de Francisca García Algarra publicado en "Diario 16" con fecha 16/11/2016:
"Simon Weil, la fuerte vulnerabilidad"
© Francisca García Algarra

viernes, 11 de noviembre de 2016

Clara Peeters, primera pintora que expone en El Prado

El nombre de Clara Peeters aparece en el mango del cuchillo (c. 1611)


Poco se sabe con certeza sobre la vida y muerte de Clara Peeters, nombre y apellidos muy comunes en Amberes, donde parece que desarrolló principalmente su obra. Seguramente, como querría cualquier artista, su mejor tarjeta de presentación y fe de vida son sus cuadros.

Pintora flamenca, delicada y realista, especializada en bodegones, en los Archivos de la ciudad de Amberes se conserva un registro de una Clara Peeters, hija de Jean o Jan Peeters, bautizada el 15 de mayo de 1594 en la Iglesia de St. Walburga, Amberes; en la misma iglesia contrajeron matrimonio una Clara Peeters y Henricus Joosen, el 31 de mayo de 1639.

Igualmente "firmado" en el cuchillo (c. 1615)


Treinta y una de sus pinturas están firmadas “Clara Peeters” o “Clara P.”; las fechas que aparecen en ellas permiten seguir su trabajo desde 1607 (fecha de su primera pintura conocida) a 1621; se sabe, además, que vivió y trabajó en Amsterdam y en La Haya.


Micro-retratos de Clara Peeters en la copa de la derecha (c. 1612)

En ellas, ha cuidado el detalle y el acabado; flores, vajillas y alimentos reposan al gusto de la época sobre mesas que buscan la exquisitez; de hecho, el tamaño de los lienzos y la reproducción de objetos valiosos como joyas y monedas, sugieren una clientela adinerada, que gozaba de una situación acomodada. Muchas de sus pinturas han aparecida en colecciones reales como la española. Clara fue, pues, una pintora de éxito.

Es frecuente encontrar diminutos autorretratos de Clara en los reflejos de objetos de metal que pintaba, e incluso se cree que popularizó esta técnica; después de 1620, su estilo cambia a favor de composiciones más sencillas y el empleo de escalas monocromáticas.

Bodegón en escurridor de cerámica (fecha desconocida)

En abril de 2009, se vendió uno de sus bodegones en Londres por unos 150.000 dólares.
En junio de 2012,  el Mauritshuis Museum, de La Haya, adquirió otro por una cantidad no revelada. Procedía de una colección privada, que había desembolsado casi tres millones de dólares en el año 2000.

Clara Peeters es la primera pintora a la que el Museo Nacional de El Prado, de Madrid, dedica una exposición individual.